domingo, 5 de febrero de 2012

Cap. 3 (Hara)

Me sobresalté al oír la canción “Paradise” (Coldplay) saliendo de mi móvil, sobre la mesilla de noche. Era mi tono de despertador. Cogí el móvil, y miré la hora; tal y como había previsto el día anterior, me desperté a las 8:50. Aquel, era mi primer día de instituto, y por tanto, no quería llegar tarde.
Me levanté de un salto, y fui directa al baño, me quité el pijama, y me metí bajo la ducha, de la que caía un choro de agua fría que me hizo estremecer. Comencé a ducharme, me puse mi champú de olor a fresa, mi mascarilla de frutos del bosque, y gel de vainilla. Salí de la ducha y me enrollé en la una toalla color manzana con mi nombre en violeta palo bordado en una esquina: “Hara”. Me lo había cosido mi abuela poco antes de fallecer.
Me vestí con una camiseta gris con el dibujo de unas Raibans rosas fucsia (mi tipo de camiseta preferido), unos vaqueros ajustados negros, y unas Vans negras y fucsias. Me sequé y peiné el pelo; mis largos y sedosos tirabuzones negros, caían por mi espalda terminando en puntas color violeta cantoso. Este era un fenómeno de mi cuerpo que nunca llegué a comprender, era raro, pero a mí me gustaba mucho, y además pegaba con mis ojos, que eran marrones muy claros con destellos violetas. Me puse mi inseparable collar de espiral plateado con un rubí en el centro, y unos lindos pendientes de manzanitas color rojo chillón. Encendí la plancha, y en un momento, me alisé el flequillo sobre el que puse una fina diadema plateada con algún que otro brillante. Me hice una coleta rápida y bajé corriendo por las escaleras, mis padres como pude comprobar, ya se habían marchado. Fui a la cocina, me puse un zumo de mango y unas galletas y desayuné mientras ojeaba una revista de mi madre que no contenía nada interesante. Al terminar, subí otra vez a mi habitación, cogí el móvil, y comprobé que ya era la hora de salir, me lavé los dientes, me pinté los labios con gloss de cereza, me perfumé de coco y cogí mi mochila negra de motitas de colores cantosos ya preparada el día anterior, bajé las escaleras, me dirigí hacia la gran puerta de entrada, me solté el pelo, y decidida salí a la calle y puse rumbo a mi nuevo instituto.
Llegué a la puerta del instituto, había gente por todas partes hablando de cómo les había ido el verano, dándose abrazos… Entré con dificultad apartando como podía a la multitud de gente que se acumulaba en los pasillos, y me acerqué al tablón que tenía las listas de los alumnos. Comencé a buscar mi nombre: A continuación, busqué los horarios Bale, a primera tocaba mates. En ese momento, sonó en timbre, y todo el mundo, empezó a caminar en sentidos contrarios. Comencé como pude a buscar el aula de mates, cuando de repente choqué con una chica a la que tiré al suelo. Era bajita y ni delgada, ni gruesa, normal… , tenia los ojos color metal, y el pelo castaño recogido en una bonita trenza a un lado, y llevaba un vestido blanco con pequeñas flores color verde pistacho esparcidas por este, y unas manoletinas del color de las flores. Me miró con cara de enfado, y yo acto seguido le tendí la mano y la ayudé a levantarse.
- ¡Ho!, lo siento mucho- dije mientras recogía su bolsito color paja.
- Tranquila- dijo ella con una bonita sonrisa- No pasa nada, yo también me tropiezo a menudo. Por cierto, nunca antes te había visto por aquí, ¿Eres nueva?
- Sí – dije yo dedicándole mi mejor sonrisa – Me llamo Hara, Hara Neddis, ¿Y tú?
- Yo, soy Jannis, pero por favor, llámame simplemente Jan.
- A, bale Jan. Por favor, ¿Me podrías decir donde está el aula de mates?
- ¡Mates!, A mi también me toca esa clase ahora, acompáñame.
Me cogió con delicadeza de la mano para no perderme, y juntas fuimos al aula de mates. Llegamos frente a la puerta, y Jan abrió la puerta con desenvoltura y me dijo que pasase. Entramos, y tras de mi se cerró la puerta. Quedaban cinco sitios libres, dos de ellos juntos, en los que nos sentamos Jan y yo. Al hacerlo, Jan saludó a un par de chicas que estaban a nuestro lado, y yo educadamente, hice lo mismo. En ese momento, entró el profesor, que como Jan me dijo en un susurro se llamaba Wilpert.
- Hola a todos – dijo seriamente- , mi nombre es Wilpert para los que no me conozcáis. Este curso daremos geometría, algebra, trigonometría, derivadas….-
Se pasó toda la clase hablando del temario, de normas, y todo eso, hasta que por fin dijo:
- Como supongo que ya sabéis, este curso tenemos con nosotros a una nueva alumna, Hara – me levanté alegremente, y saludé a los alumnos de la clase, los cuales se quedaron mirando, supongo, mis puntas violetas cantoso. Acto seguido, me senté.- Y supongo que seréis amables con ella.
Justo entonces sonó el timbre, y todo el mundo salió disparado, menos Jan y yo, que salimos hablando relajadamente:
- ¿Qué te toca ahora? – preguntó ella-.
- Mmmmm…. Inglés.- respondí al fin-.
- A mí tecno, pero su quieres te acompaño.-.
- ¡Sí!- dije encantada de que alguien me ayudase el primer día- Vamos.-
El resto de la mañana, sucedió clase tras clase, todas llenas de presentaciones y normas, hasta que al fin, sonó el timbre para ir a comer. Me dirigí hacia la cafetería junto a toda la marabunta de gente, que salía desquiciada de clase, loca por comer algo. Entré en la cafetería, era grande y luminosa, y tenia muchas mesas de colores en las que mucha gente devoraba (literalmente) cualquier cosa. Al fondo del comedor, vi a Jan con unas amigas, y esta al verme, me saludó e hizo un gesto para que fuese con ella. Al acercarme, se despidió de sus amigas, y vino conmigo.
- ¿Vamos a por la comida, o nos morimos de hambre? – preguntó mientras se reía-
- ¡Vamos!- respondí yo. Mientras cogíamos la comida, le pregunté – Oye, no es que no me guste, ni nada de eso, pero ¿Porqué eres tan amable conmigo?.
- Pues, porque me as caído bien y quiero que seamos amigas – dijo con sinceridad- No te importa ¿Verdad?
- ¡Por supuesto que no! – dije mientras daba una carcajada – Además, tu a mi también me caes bien.
Comenzamos a reír las dos, y cuando paramos, buscamos una mesa donde sentarnos, y nos sentamos a comer.
Ya íbamos por el postre, y habíamos estado toda la comida hablando de nuestras cosas, y fue entonces cuando me di cuenta de que un grupo de lo que parecían animadoras, estaban mirando a una solitaria chica pelirroja con lo que parecía una mecha azul y….

No hay comentarios:

Publicar un comentario