miércoles, 14 de marzo de 2012

Cap.7 (Lamet)

Entré en la pista, mi largo pelo estaba recogido en un moño alto, y la mecha azul estaba suelta, junto a mi cara, quite los protectores y observe mis botas. Estaba muy orgullosa de ellas, a mi, nunca me había ido lo típico, no eran ni negras, ni blancas, si no multicolores, una era azul con cordones verdes y la otra violeta flojo con cordones amarillos.
Pise cuidadosamente el hielo y empece a deslizarme tanto como me gustaba, di un par de vueltas para calentar, haciendo que la falda de mi malla violeta ondulara en el aire. Más tarde empecé con los giros, hice un triple axel* y caí limpiamente.
-¡Capitana! ¿No nos esperas?
Me gire hacia la entrada, Eweid, Laia, Gus y Zasha entraban uno a uno en la pista.
-Lo siento chicos, ya sabéis, estaba practicando.
-¿Practicando con un triple axel? Yo quiero verte en una competición. Me dijo Zasha sonriente, su melena tan negra como el azabache se movía  tras ella como si fuera el rastro que quedaba por donde había pasado.
Antes de que nadie pudiera decir nada más, Blanca nos llamo desde las gradas.
-¡Chicos, empezad a calentar! ¡Gus y Laia trabajad los giros del sábado!
El entrenamiento fue como siempre, exceptuando que nuestra entrenadora estuvo toda la hora haciéndome repetir, algunos giros aunque tuviera el más mínimo fallo. Cuando nos avisaron de que era la hora emití un largo suspiro.
-¿Estás cansada? Me dijo Blanca.
Negué con la cabeza.
-¡Menos mal! ¡Porque yo no quiero una capitana floja eh! 
Le envíe una sonrisa y entre en el vestuario.
-¡Es horrible! -Se lamentaba Laia- ¡No sabe ni dar una vuelta sobre si mismo! ¿Como voy a presentarme el sábado con él?
-Bueno, piensa -le decía Zasha- que es solo ante varios jueces.
-Si -dije mientras me quitaba las botas- y también ante la televisión nacional.
-Asco de vida. Dijo Laia mientras escondía la cabeza entre las manos.
Me gire para guardar los patines, pero me sorprendió oír que ninguna de las dos decía nada, cuando me gire pude comprobar que estaban totalmente quietas, sin moverse, como si estuvieran congeladas, Zasha tenía las manos estiradas hacia Laia, como si quisiera decirle algo, y esta última, la miraba seriamente.
-Vale, dejaos de bromas.
No me contestaron, seguían igual de quietas, eran muy buenas actoras.
-¡Chicas! 
Me acerque, con miedo, tire de un mechón de pelo de Zasha, nada, luego me acerque a Laia y le toque con un dedo tembloroso, también se quedó quieta.
-¿Que… Que pasa?
Iba a salir, para comprobar si fuera pasaba lo mismo, pero reflexioné, que era mejor esperar un rato, a lo mejor era algo parecido a lo que me sucedía a mí, la simple idea de que eso pudiera ser posible, hizo que me recorriera un escalofrío. Seguí cambiándome para matar el tiempo.
Tras media hora, Zasha continuó.
-Bueno ya ves, entrenaréis y ya esta.
Giró la cabeza.
-Lam…¿Cómo lo has echo?
-¿El que?
-¡Te has cambiado como un rayo! Contribuyó a ponerme nerviosa Laia.
Pensé en contárselo, pero si no se habían dado cuenta, mejor quedarme callada.
-Es que… Tengo prisa, lo siento chicas, ¡Nos vemos el miércoles!
Salí lo más rápido que pude de la pista, ¿Como había sucedido eso? ¡Era tan extraño! Mis zapatillas pisaban con fuerza el suelo, mientras que en mi mente, miles de ideas me alejaban del mundo. Mi hombro chocó contra algo duro.
-Lo siento mucho.
Levanté la vista, la chica del instituto, aquella del pelo marrón con las puntas violetas me miraba fijamente.
-¡Ah! No tranquila, no pasa nada.
Ella me sonrío.
-Bueno -dije- creo que no hemos tenido ocasión de conocernos, soy Lamet.
-Yo Hara.
-¿Vas a 3ºB no?
-Si, ¿Tú?
-Yo al C.
Sin darnos cuenta empezamos a caminar, una al lado de la otra.
-¿No tenías el pelo suelto esta mañana? Es raro vértelo recogido.
-¡Ups! -Lleve las manos al moño dejando caer el pelo por mi espalda- si, es que vengo de clases de patinaje artístico.
-¡Que guay! Yo nado. Me dijo con una sonrisa de orgullo.
-Buen deporte.
Estuvimos hablando de cosas por el estilo hasta que llegamos a mi casa.
-Lo siento, pero vivo aquí. Dije señalándole la pared azul celeste.
-¿En serio? ¡Somos vecinas! ¡Yo vivo en la verde!
Me despedí de ella y subí a casa.
-¡Mama! ¡Ya estoy en casa! 
La melena pelirroja de mi madre se asomo por el marco de la puerta.
-¡Ven Lamet! Estoy haciendo mantequilla. (Aunque, mas bien sonó: ”Venir Lamet, yo hacer mantequilla” Os recuerdo que soy holandesa, yo pase mi mayor infancia donde ahora vivo, pero mi madre ha vivido casi toda su vida allá, y el acento no se quita)
-Lo siento mamá, es que voy a dormir, tengo mucho sueño.
Subí las escaleras de caracol que me separaban del piso de arriba, empuje la puerta de mi cuarto y entré.
Siempre me había gustado mi cuarto, las paredes eran blancas, en la pared  en la que estaba la cama, había una pizarra gigante, en la cual, la letra de ”Paradise” de Coldplay escrita con rotuladores fosforescentes resaltaba, y un pequeño armario empotrado estaba en lo que no era pizarra. En frente de la cama, había un escritorio transparente, con la palabra ”Paz” escrita en  los idiomas, al lado, había una estantería gigante, llena de libros, con las baldas totalmente dobladas por el peso, una televisión de pantalla plana colgaba del techo, sobre el escritorio, en la pared que estaba justo delante de la puerta, un balcón donde podía oír a la gente de la calle estaba abierto,  y cuadros de notas musicales, y cuadros muy vintage ocupaban el resto de la pared.
Me tiré como un saco en la cama y cerré los ojos poco a poco.

-Lam… Buenos días.
Volví a la realidad lentamente, mi madre estaba sentada en lo que quedaba de cama, con una mano sobre mi brazo, me zarandeaba lentamente.
-Buenos días mamá.
Me estiré como un gato y bajé de la cama.
-Cuando termines de vestirte, tienes las tostadas sobre la mesa.
Asentí y me acerqué hacia el armario, lo abrí con fuerza y observe el interior, la ropa estaba perfectamente ordenada, gracias a mi madre, cogí con desgana unos pantalones marrones cortos, unas medias hasta los gemelos de letras de colorines y una camisa suelta blanca con una chica leyendo, lo conjunte con unas botas marrones de lazada. Me eché la maleta al hombro, baje las escaleras, me comí mas tortadas en un tiempo récord, le di un beso a mi padre, que leía el periódico con una taza de café en la mano y salí a la calle.
-¡Adiós!
Llegue al instituto bastante rápido, y me dirigí hacia el aula de naturales, me senté junto a Amy y le mandé una sonrisa.
-¡Chicos! -Dave, el profesor de Educación Física entraba en clase- Hugo no ha venido, así que estaréis con mi clase durante esta hora.
La clase lanzó gritos de júbilo, salimos en pelotón, y cuando llegamos a la cancha, pude  observar que Ia y Hara estaban esperándonos, las dos sonrieron al verme.
-Bueno -empezó Dave- jugaremos al balón prisionero.Todos sabéis jugar¿Verdad? -Asentimos- Bien, quiero cuatro grupos, dos en cada cancha, y empiecen a jugar.
Nos tiro dos balones de gomaespuma, nosotras nos pusimos en un grupo juntas.
-Bueno, -dijo Ia esquivando un balón que le llegaba por las piernas- Esto va a ser bastante fácil.
Solté una pequeña risita, en ese momento, uno de los jugadores de fútbol tiraba un balón directo a la cara de Hara.
-¡Hara! Gritamos Ia y yo al unísono.
Ella giró la cabeza rápidamente, sin darme cuenta de lo que hacía elevé la mano, haciendo que el ya la conocida sensación de cosquilleo recorriera mis dedos, de los cuales salió una luz azul celeste, que dejo el balón congelada en el aire, pero unos segundos más tarde, se desintegró.
Mire a los chicos, estaban totalmente quietos, como le había pasado a Zasha y a Laia.
-Vale -dije mirándolas- ¿Se puede saber que ha pasado?
El tiempo seguía detenido y el balón desaparecido.
-¿Me lo puedes decir tú mujer hielo? Dijo Ia.
Las tres nos miramos, y cogimos las mechas entre los dedos.
-No puede ser…Dijo Hara con la boca abierta.

domingo, 11 de marzo de 2012

Cap.6 (Hara)

Dos de las animadoras se le acercaron y empezaron a hablar con ella, y me pareció que una de ellas la estaba molestando hasta que la otra le dijo que se marchase y se sentó a comer junto a aquella pelirroja. Cuando vi que no la incomodaba, seguí hablando con Jan.
Sonó la campana y yo me dirigí junto con mi compañera al aula de física.
Pasó toda la tarde igual que la mañana; Normas, presentaciones, temario…. Hasta que al fín tocó la campana definitivamente por ese día, y yo salí detrás detrás de Jan.
-Hara, mi madre me está esperando en el coche, ¿Quieres que te llevemos a tu casa?
La verdad, era que no me apetecía nada ir andando hasta casa, entonces le dije que sí, ya que así de paso conocería a la madre de lo que probablemente sería mi mejor amiga.
Nos dirijimos al coche de la madre de Jan; un precioso Minni Cooper azul con asientos de cuero blanco y un bonito atrapa sueños como adorno.
-Hola mamá. –dijo Jan dándole un beso desde la ventanilla del coche- Esta es Hara,- dijo señalándome- y es nueva en el insti.
-Hola señora….
Rous, por favor, Sra. Rous.
-Ah, hola Sra. Rous. – dije yo educadamente.
-Mamá, -dijo Jan- ¿Podemos acercar a Hara a su casa?
-Si no es molestia. La corté yo.
-¡Oh claro! Dijo ella alegremente.
Subimos en la parte trasera del coche y la Sra. Rous puso el coche en marcha.
-¿Dónde vives Hara?
-No muy lejos de aquí – dije yo – justo al lado de la joyería "Luz rosa".
-Genial,¡Pues vámonos!
Rápidamente llegamos junto a mi casa, y me volví a perder en las paredes color verde pálido muy bonito.
-Bueno, yá hemos llegado.Dijo Rous con una sonrisa.
-Muchas gracias Sra. Rous, y muchas gracias Jan – dije mientras me despedía de ellas con la mano.
Subí las escaleras de mi casa a todo meter, saqué la llave, y nada más abrir la puerta vi a mi madre entando al salón con un tocho de revistas.
-Hola mamá – dije acercándome rápidamente a darle un beso – ¿Y papá?.
-Hola,está en la cocina amor. ¿Qué tal tu primer día de insti?
-Bién mamá – dije saliendo disparada hacia la cocina – Luego te cuento, que llego tarde a la piscina.
-Hola hija – dijo mi padre al que vi fregando – Ya, ya, ya…. No pregunto que llegas tarde.
-Sí – dije yo dándole un beso en la mejilla – Te quiero papá. Dije subiendo las escaleras hasta mi habitación.
Entré en mi habitación; una bonita luz bañaba mi cama (de matrimonio), mi escritorio, mis estanterías…. Solté la mochila junto al escritorio, abrí el armario y saque un gorro de natación blanco con líneas curvadas lilas y amarillas, unas gafas de natación de cristales azules y elástico blanco, unas chanclas naranja flojito, una toalla blanca con motitas rosas, una mochila azul eléctrico marca "Nike", y un bañador violeta fuerte con pequeñas rayitas blancas en los costados y asillas cruzadas en la espalda. Me puse el bañador y encima unos vaqueros cortos, una camiseta amarillo cantoso de manga corta y unas Vans azul mar. Fui al baño, me quité la diadema y me recogí el pelo en una coleta alta. Acto seguido cogí la mochila azul y metí las gafas, el gorro, la toalla, las chanclas, el neceser para después y el carnet de mi club, bajé a la cocina y metí en una bolsa una manzana y un refresco, me despedí de mis padres y salí corriendo hasta la piscina.
Entré en el vestuario y vi a mis compañeras de natación Kathya, Cinthia y Sara cambiándose y a mi mejor amiga de la piscina, Raquel, esperándome en la puerta para entrar a la piscina. Saludé y me quité la ropa corriendo, la metí en la mochila, y saqué las gafas, el gorro y las chanclas. Me puse las chanclas y le pedí a Raquel que me ayudase con el gorro.
-Tranquila – me dijo ella – que Jakson (nuestro entrenador) aún no ha llegado.
-Tss, y yo que he venido corriendo….
-Bueno… – dijo ella con cara de pilla – Bred y los demás ya están fuera …
-¡Raquel! – chillé yo roja como un tomate – ¡Cuantas veces tendré que decirte….
-Tranquila – dijeron Kathya, Cinthia y Sara – que no hace falta que lo ocultes.
Dí un pisotón en el suelo en plan enfadada, cogí la mochila y las gafas y salí detrás de
Raquél hacia la piscina mientras escuchaba las risitas de las tres. Si; Bred es el chico que me gusta, ya que llevamos mucho tiempo nadando juntos y tal…. Es alto, moreno de pelo negro, y con unos ojos verdes preciosos. Entramos en las piscinas, y vimos a Jemay, Bilie, Alejandro y Bred en el agua haciendo el tonto.
-¡Hola! – saludaron todos a la vez saliendo del agua -.
-¡Hi! – contestamos Raquel y yo – ¿Qué tal el agua? – pregunté yo mientras dejaba mi mochila en el suelo-.
-¿Quieres comprobarlo? – preguntó Bred con cara de pillo -.
-Oh no... ¿Bred? – dije mientras daba un paso atrás-.
-¡Oh si Hara! – dijo mientras echaba a correr detrás de mi-.
-¡No, no, no! – grité yo mientras el me agarraba de la cintura por detrás. –
Me cogió en peso y corrió conmigo hasta el borde le la piscina donde me agarró fuerte y se tiró conmigo al agua. El gorro se me calló, y noté como él me agarraba mientras el agua fría recorría mi cuerpo como un escalofrío. Estuvimos unos 30 segundos bajo el agua en los que yo intenté separarme de el, pero no me dejaba, entonces supe que no me pasaría nada entonces agarre su pelo suavemente, le puse la mano en la mejilla y esperé a que decidiese subir. Justo entonces cuando a mí no me importaría quedarme abrazada a él bajo el agua, se impulsó con el suelo y salimos a la superficie. Me soltó cuidadosamente y me dijo:
-Qué guapa, ¿Repetimos?
Pero entonces, Jemay se tiró al agua, me cogió por la cintura y me hundió impidiendo con todas sus fuerzas que yo saliese. No me había dado tiempo de coger aire, entonces, me estaba ahogando. Miré hacia arriba, y vi a Bred intentando apartar a Jemay de mi, pero no podía y yo me estaba quedando sin aire. Me puse muy nerviosa, demasiado nerviosa, entonces pensé “ No por favor”, pues sabia lo que iba a pasar.
En aquél preciso instante, Jemay dejó de hacer fuerza, y se quedó parado , como congelado al igual que Bred. Me solté de las inertes manos de Jemay y salí a la superficie. Cogí aire y me tranquilicé, y cuando recobré el aliento, vi que todo el mundo, estaba parado, como congelado: Bred y Jemay estaban en el agua peleando, Raquel, Bilie y Alejandro, estaban parados como corriendo como cuando paras un video de YouTube. Salí del agua y fui al vestuario, abrí la puerta, y vi a Kathya, Cinthia y Sara, paradas sentadas en un banco. Había pasado.
Desde los 12 años, me sucedía aquello; Cuando me ponía nerviosa, muy nerviosa o alterada, paraba el tiempo. Era a la conclusión a la que había llegado después de que me ocurriese barias veces. Solo era temporal; Si me ponía nerviosa, era cuestión de un cuarto de hora que todo regresase a la normalidad, si me ponía muy nerviosa, era cuestión de media hora, y si tenia miedo, hora y media o así. De momento, lo mas largo, habían sido 2 horas, y por lo que yo suponía, se paraba TODO, absolutamente TODO y sin efectos secundarios ni nada así. ¿Tenía algo que ver con mis puntas violetas? Ni idea, pero pronto lo descubriría. Lo que si sabia, era que no lo sabia nadie.
Aquello pasaría pronto, así que me senté en el borde de la piscina a esperar a que parase.
En cosa así de media hora, pasó todo, Bred y Jemay siguieron peleando, y los demás corriendo, hasta que Bilie dijo:
-¿¡Como lo ha hecho!?
-¿El qué? – pregunté yo tranquilamente-.
-Salir del agua sin que nadie lo viese
-A, pues buceando,¿ No me as visto? – dije con una sonrisa pícara intentando que me creyesen-.
-A pues…. – dijo intentando disimular creyendo que los demás si lo habían visto – ¡Claro bobita! – dijo riéndose, y entonces todos nos reímos con el-.
Entonces llegó Jakson, nos mandó a callar, he hicimos el entrenamiento con total normalidad.
Al salir, cogí la mochila y me dirigí al vestuario, pero Bred me cogió la mano y me dijo:
-¿Estás bién?
-Si, tranquilo – dije yo tímidamente -.
-Ah, me alegro – dijo, y se cdirigio a marcharse pero dijo – A, espera – me cogió por la cintura, me acercó a el y me dio un suave beso, y me dijo – Adiós mi princesa – y con las mismas, entró al vestuario masculino-.
Entré roja como un tomate en el vestuario, y al verme, Raquel me dijo:
-¿Qué te pasa?
-Nada – respondí yo rápidamente – Luego te llamo y te cuento –
-Pues bale .
Me cambié y me arregle como un tiro, y salí toda contenta a la calle, cuando de pronto, tropecé con una chica, la chica de la cafetería de la mecha azul.
-Lo siento mucho – le dije-.
-A, no pasa nada, tranquila.
Se la notaba una chica muy maja, y de camino a casa mantuvimos una interesante combesación.