domingo, 5 de febrero de 2012

Cap.4 (Lamet)

Llegue una de las primeras al laboratotio, por lo que me dio tiempo de analizar la sala para coger el mejor sitio, y así hice, estaba justo en medio de la clase, no estaba ni muy cerca del profesor, ni muy lejos, de forma que podía verlo todo, pero con intimidad, era una mesa doble, de color amarillento, sobre ella se sostenían varias probetas encima de la mesa, sustancias y fórmulas que sobresalían de gruesos libros, y restos de las actividades anteriores, me acerqué y la observé un poco mejor, una mancha verde amarillenta cubría la mayor parte de la mesa.
-Hola, soy Amy.
Me giré, una chica morena, de pelo largo y ojos grises me miraba, y se sentaba a mi lado, llevaba un peto vaquero con camisa de los Rolling Stones, y unas Vans rojas.
-Hola…yo Lamet, por favor, llámame Lam.
-¿Los Beatles eh?
Dio unas palmaditas a mi camisa mientras asentía.
-A mi también me encantan.
Le sonreí, ¿Tenia mis mismos gustos? Era muy extraño…
-A mi también me encantan los Rolling le contesté.
-¿Es natural?
Amy miraba seriamente a mi mecha, que vergonzosamente escondí tras mi oreja.
-Totalmente…
-Mola…
-Buenos días chicos.
En ese momento una profesora bajita, de pelo rizado rubio y ojos de color manzana caminaba entre las mesas con una bata blanca, iba cargada de libros de colores, bastantes hechos polvo, la miré y me apoyé en la mesa.
-Buenos días Leonor contestó la clase.
-Bueno, antes que nada, por favor…- Miro la lista que sostenía entre los dedos libres- ¿Lamet? Si, Lamet Zwaan, ¿Podrías levantar la mano para verte?
Levanté mi mano, haciendo que la pulsera azul eléctrico cayera hasta mi codo, ella me miró, sorprendida.
-Bueno, bienvenida.
Le mandé una sonrisa, que ella me devolvió amablemente.
-Este año –continuo- el club de ciencias esta pobre, de forma que necesitamos gente cuanto antes.
Miré a mi alrededor, demás alumnos se agachaban para que Leonor no les preguntase a ellos, yo, de nuevo eleve mi mano.
-¿Si Lamet?
-Pue… Estaba arrepintiéndome de mi intervención- ¿Puedo participar?
Leonor me miro sonriente y le brillaron los ojos.
-¿Es en serio?
-¡Si! Siempre me han gustado las ciencias…
El grupo de futbolistas que cuchicheaban a mi lado se giraron para mirarme como si fuera un alíen, concentre mi vista en sus cabezas y sentí de nuevo esa sensación de los pensamientos.
-Que rarita… Pensaba uno.
-Chiquita loca.
-Será rara, pero es mona…
Con este último pensamiento aparté la vista y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Bueno –prosiguió Leonor- ven a hablar conmigo después de clase.
El resto de la hora, Leonor nos estuvo explicando las normas básicas y para que servía cada cosa, algo que yo tenía ya más que aprendido, de forma que cuando sonó la campana lo único que se me paso por la cabeza es que habíamos perdido la hora completamente.
-¿Lamet?
Leonor se acercaba con paso rápido debido a su estatura.
-¿Si profesora?
-¿Te gustaría ser la capitana del club de ciencias? Si encontramos suficiente gente, y sois lo suficiente buenos podríais ir a la competición nacional y…
-¡Claro! ¡Oh que bien!
Ella sonrió y se marchó, no sin antes decirme que ya me diría las horas de encuentro.
Salí al pasillo acompañada de la manada, es más, llegué al comedor gracias a esta, en la cola, le eche un vistazo a un pequeño plato de pescado, tenía muy buena pinta, pero luego me acordé de el aviso de Iadora, podía ser mentira, pero, no me iba a arriesgar.
-¿Si?
La camarera me miraba, llevaba una redecilla blanca, de esas que te aprietan el pelo y hacen, que aunque la coleta sea perfecta, varios pelos asomen por encima.
-¿Me puede dar una ensalada?
Pagué, y me dirigí a la mesa más cercana, y más solitaria, me senté y empecé a revolver la ensalada sin muchas ganas, sin aviso, encontré frente a mi cara una corta falda violeta y blanca, con pequeñas ondulaciones, levanté la vista, una nariz perfectamente recta y unos ojos perfilados de negro me miraban con desprecio.
-Fuera.
-¿Por qué he de irme?
-¿En serio? ¡Porque es nuestra mesa!
Revisé la mesa con la mirada.
-No veo vuestro nombre.
La animadora me fulminó con los ojos, le sonreí y ella giró la vista hacia la mesa de unos chicos, que, si he de decir la verdad, estaban bastante bien. Aparté mi melena pelirroja de mi hombro derecho y la miré.
-No, no le gustas, no te ilusiones.
La chica me miró con más desprecio si era posible.
-¡Que te largues!
-No.
-¿Pero que te crees?
-¿Nada?
-Polly déjala.
Genial, ahora se unía Iadora.
-Hay mas mesas continuo.
La supuesta Paulina se marcho refunfuñando, yo le piqué un ojo a Iadora, con la esperanza de que viera que se lo agradecía.
-Bah no es nada –me respondió- algunas son muy cortas de mente – mando la vista a mi plato- ¡Al final me has hecho caso! Muy buena elección.
Esa chica…¿Era como yo? ¿Acaso tenía algún poder extraño?

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